¿Periodismo digital en crisis? Cinco razones que explican este fenómeno

El periodismo digital en crisis

Plantear el tema del periodismo digital es incurrir en la eterna disputa entre escépticos y aventureros, conservadores y revolucionarios, retrógradas y optimistas. Hoy vamos a dejar de lado el debate entre ambas corrientes para centrarnos en un problema específico que afecta el modelo vanguardista. ¿Por qué el periodismo digital está pasando por un momento de crisis?

Hace una década, el periodismo digital se apuntalaba como una corriente prometedora y revolucionaría capaz de fomentar nuevos espacios de democratización. Y así fue, de un momento a otro los periodistas comenzamos a adentrarnos en la red y adecuarnos a este modelo de trabajo.

Respecto al periodismo tradicional, poco a poco fuimos hallando fuertes contrastes que son mencionados con gran precisión por Jordi Pérez Colomé, un reconocido periodista barcelonés que acaba de publicar una columna muy alentadora en el Jot Down Cultural Magazine

Básicamente, Colomé elabora una lista con los múltiples beneficios del periodismo digital y cómo se asemeja al modelo clásico: "El periodismo digital es el periodismo de siempre en internet", hace exactamente lo mismo pero con dos diferencias "más rápido y sin papel".

Yo no comparto el mismo optimismo. Como bien acota Colomé, "los periodistas tienen más opciones que sus antiguas empresas", hay mejores oportunidades laborales y mucha competencia, sin embargo, no hay nada más antidemocrático que ceder ante el sistema mercantil que controla el tráfico de contenidos en la red.

Cinco problemas actuales del periodismo digital

Cinco problemas actuales del periodismo digital

¿De qué sistema mercantil estoy hablando? Un sistema mercantil que pone en tela de juicio la credibilidad del periodismo digital, y que se caracteriza por cinco razones fundamentales: 1. El negocio de la publicidad, 2. El negocio de los clics por publicidad, 3. El rol del lector informal, 4. Los valores éticos, y 5. El informalismo y la arbitrariedad en Internet.

1. El negocio de la publicidad

No es ninguna novedad que portales web, blogs y otros espacios en la red se mantienen gracias a la publicidad. Esto restringe considerablemente los contenidos que intentamos difundir, ya que la publicidad opera bajo sus propias reglas y cotiza los contenidos que mejor le plazca. ¿Se puede hablar de periodismo independiente cuando las ganancias generadas dependen de los auspiciadores que rentabilizan nuestro trabajo?

Olga Rodríguez, periodista y escritora española habló sobre esta paradoja en el XV Congreso de Periodismo Digital que se llevó a cabo en marzo de 2014 en España: “En el momento en que los medios de comunicación salen a bolsa aquello ya es un desparrame. A partir de eso se cierran corresponsales, no se da tiempo al periodista para que investigue y la información sólo es mercado”, añade.

2. El negocio de los clics

Esta es otra de las grandes variables que ahuyentan las buenas intenciones de hacer periodismo libre desde plataformas digitales. Sabemos que la publicidad web genera ganancias a partir de las visitas que recibe una página, pero sobre todo, por los clics que se hacen en los banners y anuncios insertados.

Si orientamos la línea editorial de nuestra web hacia la obtención de clics estamos cometiendo un grave error. Como diría Colomé: “los clics son una medida mediocre de medir la atención”, puesto que los medios han descubierto que “no es lo mismo clics, retuits o likes que atención —que es más valiosa”.

Si la atención, por tanto, es el secreto para que un medio digital consiga mejores ganancias, entonces la pregunta que debemos formularnos es la siguiente ¿Qué podemos hacer para captar la atención de la gente? Aquí es cuando surge el siguiente problema.

3. El rol del lector informal

En el afán de ganar la atención del público, los medios han descubierto que los lectores ocasionales (yo prefiero el término informales) son una fuente de ganancia y difusión. Si bien la fidelización de los lectores frecuentes es esencial en este modelo, el objetivo siempre será llegar a mayor gente, y esto solo podemos encontrarlo en el público ocasional que es la gran mayoría.

Los fines comerciales son los mismos fines que persigue el periodismo digital: llegar al lector informal recurriendo a técnicas de posicionamiento web. La mina de oro está en esos miles de millones de usuarios que anónimamente entran a Google para hacer sus consultas. ¿Y qué busca la gente?

4. Los valores éticos

Soy un convencido de que las redes sociales son perjudiciales. ¿Por qué? Casi todo lo que se informa pierde seriedad, y cada vez somos más propensos a difundir contenidos de menor calidad, probablemente porque lo trivial y lo superficial tiende a vender más.

Rosental Calmon Alves, Director del Knight Center for Journalism in The Americas y profesor de periodismo en la Universidad de Texas, nos recuerda que la formación del periodista moderno no se limita exclusivamente al dominio de las plataformas digitales, también hay que preocuparnos por los contenidos que estamos ofreciendo y dedicando tiempo:

Igual que Internet y las nuevas tecnologías han revolucionado muchísimas cosas, también ha revolucionado el periodismo. Pero no para hacerlo desaparecer, entre otras cosas porque, si Internet demanda algo, son contenidos de calidad. Nunca se ha consumido tanta información”, comentó en una conferencia sobre el Periodismo en Evolución que se realizó en la Universidad San Francisco de Quito.

5. El informalismo y la arbitrariedad

Y finalmente está el tema del informalismo. Si hay algo que reina en Internet es el informalismo y la arbitrariedad. Las noticias de hoy pierden credibilidad porque no se recurren a fuentes confiables. El plagio es casi inherente y destruye cualquier posibilidad de innovación, mientras que los géneros periodísticos han perdido rigurosidad. Vuelvo a preguntar ¿De qué democracia hablamos?

Sobre este punto tengo que discrepar nuevamente con Colomé, quien asegura que la “inútil devoción por la objetividad” del periodismo impreso y tradicional son “cosa del pasado”. Aunque no descarta el uso de los géneros como una guía, éstos deben ser “imaginados como países sin fronteras”.

El problema surge cuando se toman demasiadas libertades y no se respetan las nociones básicas que aprendimos en el aula. Entonces, esto se transforma en una jungla donde cada quien hace lo que mejor le plazca, tergiversa la información y coloca titulares fuera de contexto. ¿Este es el periodismo sin fronteras que pretendemos? 



En conclusión:

Hay mucho trabajo por hacer. En principio debemos reconocernos como parte de esta crisis y admitir que somos vulnerables.

No se pueden ignorar los medios sociales porque la gente a la que nos dirigimos está inmersa en ellos. Creo que la solución tampoco se encuentra en retomar la visión de los modelos tradicionales, en vez de ello, podemos seguir apostando por una fórmula independiente y austera de hacer periodismo digital, pero diciendo la verdad.

Es posible que las bolsas de dinero tarden en llenarse, pero con esto garantizamos que los principios éticos de nuestra disciplina prevalezcan sobre el mundo digitalizado y su pretensiones de relativizar todo. Hay un público que confía y respalda estos ideales, nosotros tenemos los conocimientos, las herramientas y el enorme potencial creativo para seguir pensando en un periodismo digital responsable.