Bukowski: de la literatura de alcantarilla a los comics

Bukowski de la literatura soez a los comics

Cuando hablamos de literatura soez o exhibicionismo literario, necesariamente debemos remitirnos a Charles Bukowski, el brutal narrador y poeta norteamericano que se hizo conocido en el mundo intelectual por sus relatos nauseabundos, la crudeza de sus historias, y la mujer gorda de los 120 kilos con la que se acostó. Este post explora brevemente el personaje de comic Bukoswki, uno tan genial como el real.

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Las obras de Bukowski son una ventana hacia el mundo pecaminoso, depravado, triste y alcohólico que vemos cada domingo al amanecer (y a veces desde la mitad de semana). Más de uno se adentró en el mundo de los libros gracias a sus obras. Cada línea, cada pequeña novela era una nueva autoexploración con la que muchas generaciones crecieron y acompañaron al pobre Chinaski, alter ego adolescente del autor.

La letra endiablada de Bukowski

Bukowski en los comics

No es la primera vez que alguien ha visto los textos de Bukowski con cierto desprecio y horror. No es para menos, ningún padre obsequiaría a su hijo títulos como ‘La máquina de follar’, sobre todo en tiempos donde las ideologías conservadoras predominaban frente a un liberalismo inmaduro e insipiente que comenzaba a expandirse con mayor arraigo.

Precisamente, Bukowski fue el autor que mejor fusionó los conceptos de sexo y adolescencia. Su brillante literatura encendieron nuestro espíritu curioso, alimentado por una cuota de morbo en potencia que iba aflorando en cada lectura. Este año se cumplieron 20 años desde el fallecimiento del poeta oscuro, y en conmemoración a su aniversario se ha reeditado el mítico cómic de Matthias Schultheiss.

Esta reedición trae una nueva portada para Bukowski Schultheiss, La Cúpula, repasando por los relatos más famosos del sucio escritor. El comic ha sido repartido con los siguientes capítulos: Los asesinos, Un trabajo en Nueva Orleans, Mi madre culona, Una puta de 120 kilos

Bukowski Schultheiss - Comic

Uno puede comprobar que el comic de Bukowski es una simpática proyección de la imaginación que compartimos en colectivo. Los escenarios, los personajes, la oscuridad, la basura, la precariedad, todo es tan perfecto e idéntico a lo que vimos en nuestra mente. Es una retroalimentación constante, un recorrido emotivo por la letra endiablada del ídolo de nuestra juventud, del personaje que se arrastró al abismo y nos enseñó a levantarnos con más fuerza.

Esa fue la lección que aprendí de esta alma sensible encerrada en un cuerpo duro que escribía con fuego y alcohol, especialmente alcohol.