No tienes que ser presidente, activista político o actor de Hollywood para que vigilen todos tus movimientos. Esta es la cruda verdad.
No tienes que ser presidente, activista político o actor de Hollywood para que vigilen todos tus movimientos. Esta es la cruda verdad.
El mundo ha cambiado. No sólo es difícil escapar de la globalización, también estamos atrapados en la red, y por si fuera peor, todos nuestros pasos quedan registrados en los datos estadísticos de las grandes compañías que manejan este mundo, nuestro mundo.
Esta es la calamitosa advertencia que la periodista y escritora española Marta Peirano, jefa de Cultura y Tecnología de eldiario.es, lanzó en la reciente edición del TEDxMadrid 2015.
Comparto parte de la ponencia de Peirano para tener una noción del peligro al que estamos expuesto todos los días como usuarios, y por supuesto, recomiendo difundir este tipo de mensajes para asumir un mayor compromiso.
Uno podría pensar que la información personal que registramos en nuestros móviles, ordenadores o tarjetas de crédito es irrelevante para las organizaciones de espionaje. Uno podría pensar que únicamente los políticos y famosos corren el riesgo de ser intervenidos por sistemas de alta tecnología. Aunque te resulte difícil de creer, no tienes que tener un apellido importante para estar en el ojo de terceros que manipulan, comercializan y se enriquecen con tu información personal.
Para las empresas no somos más que algoritmos que se van registrando periódicamente conforme nos movemos. Basta con abrir una aplicación, activar el GPS, o revisar el email para elaborar un mapa de nuestra rutina, conocer nuestros círculos, y hasta detectar si estamos en el piso 22 de un edificio.
A modo de resumen, destaco algunas frases muy convenientes de la periodista Marta Peirano para reflexionar y discutir. ¡Espero sus comentarios!
"Cometemos tres errores: infravalorar la cantidad de información que producimos cada día; despreciar el valor de esa información; pensar que nuestro principal problema es una agencia distante y superpoderosa que se llama NSA".
"Nuestros teléfonos cada cinco minutos está diciendo "Estoy aquí", "Ahora estoy aquí". Esto no tiene precedentes".
"Cuando te dan una tarjeta de puntos, tú lo que estás haciendo es decirle a una empresa quién eres, dónde vives, cuánto ganas, cómo te lo gastas, qué comes, cuántos hijos tienes, cuándo te vas de vacaciones, cuándo te pones enfermo".
"Esas apps que nos bajamos y que nos piden permiso para un montón de cosas raras. ¿Para qué lo quieren? Para venderlo ¿Para qué querría Angry Birds acceso a tu GPS? Para ganar dinero".
¿Hay alguna solución posible para evitar que se siga facturando a expensas de nuestra privacidad? Como decíamos inicialmente, es difícil escapar de la red globalizada, pero podemos ser más precavidos, comenzar a encriptar nuestros documentos, contraseñas, y hacer un uso responsable de las aplicaciones que instalamos en el smartphone.
El problema no son las bases de datos personales, que son necesarias para la gran mayoría de gestiones de salud o educación. El problema es su regulación y su control democrático.
Si deseas saber más del trabajo de Marta Peirano, puedes echar un vistazo a su más reciente ensayo "El pequeño libro rojo del activista online" disponible en Amazon (ver aquí). ¡Hasta pronto!
El mundo ha cambiado. No sólo es difícil escapar de la globalización, también estamos atrapados en la red, y por si fuera peor, todos nuestros pasos quedan registrados en los datos estadísticos de las grandes compañías que manejan este mundo, nuestro mundo.
Esta es la calamitosa advertencia que la periodista y escritora española Marta Peirano, jefa de Cultura y Tecnología de eldiario.es, lanzó en la reciente edición del TEDxMadrid 2015.
Comparto parte de la ponencia de Peirano para tener una noción del peligro al que estamos expuesto todos los días como usuarios, y por supuesto, recomiendo difundir este tipo de mensajes para asumir un mayor compromiso.
Uno podría pensar que la información personal que registramos en nuestros móviles, ordenadores o tarjetas de crédito es irrelevante para las organizaciones de espionaje. Uno podría pensar que únicamente los políticos y famosos corren el riesgo de ser intervenidos por sistemas de alta tecnología. Aunque te resulte difícil de creer, no tienes que tener un apellido importante para estar en el ojo de terceros que manipulan, comercializan y se enriquecen con tu información personal.
Para las empresas no somos más que algoritmos que se van registrando periódicamente conforme nos movemos. Basta con abrir una aplicación, activar el GPS, o revisar el email para elaborar un mapa de nuestra rutina, conocer nuestros círculos, y hasta detectar si estamos en el piso 22 de un edificio.
¿Por qué me vigilan, si no soy nadie?
A modo de resumen, destaco algunas frases muy convenientes de la periodista Marta Peirano para reflexionar y discutir. ¡Espero sus comentarios!
"Cometemos tres errores: infravalorar la cantidad de información que producimos cada día; despreciar el valor de esa información; pensar que nuestro principal problema es una agencia distante y superpoderosa que se llama NSA".
"Nuestros teléfonos cada cinco minutos está diciendo "Estoy aquí", "Ahora estoy aquí". Esto no tiene precedentes".
"Cuando te dan una tarjeta de puntos, tú lo que estás haciendo es decirle a una empresa quién eres, dónde vives, cuánto ganas, cómo te lo gastas, qué comes, cuántos hijos tienes, cuándo te vas de vacaciones, cuándo te pones enfermo".
"Esas apps que nos bajamos y que nos piden permiso para un montón de cosas raras. ¿Para qué lo quieren? Para venderlo ¿Para qué querría Angry Birds acceso a tu GPS? Para ganar dinero".
¿Hay alguna solución posible para evitar que se siga facturando a expensas de nuestra privacidad? Como decíamos inicialmente, es difícil escapar de la red globalizada, pero podemos ser más precavidos, comenzar a encriptar nuestros documentos, contraseñas, y hacer un uso responsable de las aplicaciones que instalamos en el smartphone.
El problema no son las bases de datos personales, que son necesarias para la gran mayoría de gestiones de salud o educación. El problema es su regulación y su control democrático.
Si deseas saber más del trabajo de Marta Peirano, puedes echar un vistazo a su más reciente ensayo "El pequeño libro rojo del activista online" disponible en Amazon (ver aquí). ¡Hasta pronto!